14 de noviembre, 2020. En agosto tuve el honor de acompañar a líderes de la industria farmacéutica de Puerto Rico durante una visita que hizo una delegación de la Casa Blanca a la isla para examinar las capacidades que existen localmente para reforzar el inventario de medicamentos y vacunas de los Estados Unidos.
En las conversaciones que se dieron en el marco de esa visita, durante la cual vislumbramos la posibilidad real de una segunda revolución industrial para Puerto Rico, salió a relucir una y otra vez el tema de nuestra competitividad energética. Y no es para menos, la posibilidad de una industria manufacturera robusta y de calidad mundial descansa sobre la capacidad del mercado de suplir energía segura, económica y confiable al ecosistema industrial.
Como le comenté entonces a una periodista de este diario, creo que es importante que definamos las necesidades energéticas a corto, mediano y largo plazo para satisfacer el potencial aumento de la demanda energética que supondría esta oportunidad de desarrollar una industria manufacturera en Puerto Rico, de la mano con una transición a fuentes de energía renovables.
No cabe duda de que Puerto Rico cuenta con todas las condiciones para recobrar su posición de líder en la manufactura de fármacos y dispositivos médicos para apoyar a los Estados Unidos en la recuperación de la pandemia del COVID-19. Existen en la isla un vasto y competente recurso humano, así como un inventario considerable de bienes raíces apropiados para volver a desarrollar una industria boyante.
Por ello, paralelamente con el inicio y desarrollo de la necesaria reconstrucción de la red eléctrica de Puerto Rico, debemos apalancar los recursos considerables que tenemos para apoyar con energía confiable lo que podría ser el motor del renacimiento económico de la isla. Resulta importante mantener una matriz diversificada que garantice seguridad y resiliencia para poder lograrlo.
En el caso de AES, ya hemos comenzado a tomar medidas para robustecer nuestra capacidad de aportar energía segura, económica y confiable al sistema eléctrico. A nuestras prácticas habituales de mantenimiento para que las plantas térmica y solar operen óptimamente le añadimos, tras una inversión de $17 millones, una turbina de 20 MW para lograr el encendido autónomo de nuestras plantas y proteger nuestra capacidad de continuar supliendo energía a todo Puerto Rico.
Adicionalmente, podemos apalancar el peritaje global de nuestra empresa matriz para acceder a tecnologías de vanguardia, como por ejemplo, la que nos permite construir plantas solares más pequeñas y con mayor rapidez, reduciendo hasta un 60 por ciento el tiempo que tomaría con plantas fotovoltaicas tradicionales.
En AES Puerto Rico aspiramos a ser un componente que mueva la rueda de la economía de la isla hacia adelante y promueva su progreso para el beneficio de todos los puertorriqueños. Las secuelas de los desastres naturales de los últimos años nos han revelado la importancia crítica de que la energía que llega a nuestros hogares, escuelas, oficinas, fábricas, hospitales y centros comerciales sea consistente y confiable. Nuestra capacidad de garantizar esto, sirve como barómetro de la calidad de vida del país y su capacidad colectiva de generar riquezas.
Ante el prospecto de una elevada demanda energética, es nuestro deber estar preparados con soluciones asequibles que puedan hacer una diferencia en las mentes de quienes tomarán la decisión entre establecer sus operaciones en Puerto Rico o en cualquier otra jurisdicción de los Estados Unidos. En AES Puerto Rico estamos listos para enfrentar el reto.

Jesus Bolinaga